domingo, 10 de abril de 2011

De escritores e historias de amor



Hace apenas algunas semanas, el 14 de marzo, comenzó la telenovela “La Fuerza del Destino”. ¡Y que telenovela! De la pluma de María Zarattini, la responsable de Amor Real y mi adorado Corazón Salvaje 1993. Se supone que este debería ser un artículo de crítica constructiva, pero lo que salió fue un “ceviche” (homenaje).

En esta telenovela las cosas pasan, no se detiene en pequeñeces, han pasado tantas cosas en estas semanas que con el ritmo común se necesitarían 6 meses para contar. Y no es por ser recién el comienzo, porque a veces pasa, los primeros días o el primer par de semanas, van que ni hechas la mocha y luego se quedan en lo mismo meses; hoy nos queda claro que este es el ritmo de la historia. Aunque hay situaciones que requieren tiempo para gestarse, por ejemplo la odisea de Iván en los E.U.A.


Otro punto a favor es la actualidad y veracidad de las situaciones que viven los personajes. Espero no le pasen todas a una sola persona real, pero cuantos paisanos no han pasado por aquel calvario para realizar “el sueño americano” o cuantos padres no viven su misma angustia al desconocer la suerte de sus hijos. Angustia que compartimos, con cada capítulo y también compartimos con Iván el enojo, la tristeza, la nostalgia, con Lucía la indecisión, incredulidad y el amor. Sentimientos que nos dejan siempre con ganas de ver aunque sea un minutito más.


Técnicamente es una verdadera joya, con una excelente fotografía que deja ver la hermosura del estado de Sonora y los actores, sin palabras, un aplauso para el gran Pedro Armendáriz, Rosa María Bianchi, que grande es usted, a la señora Delia Casanova nunca la había visto actuar que gusto. A los jóvenes David Zepeda y Sandra Echeverría que no se han dejado opacar por el elenco mayor y un aplauso muy especial para el elenco infantil/juvenil, Renata Notni y Adriano Zendejas se portaron como los grandes.


Esta es una telenovela de las grandes de esas inolvidables historias de amor. Y... si conozco bien a la señora Zarattini, aún nos falta mucho por ver.

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